En fin, cerré mi sesión convencida de que era algo muy entretenido para hacer en mis tiempos libres. Ese mismo día por la noche entré de nuevo a mi página en Facebook y cual fue mi sorpresa al encontrarme con solicitudes de amistad por medio de Farmville. “Bueno no esta mal aceptar a extraños, al fin y al cabo no tengo información importante en mi perfil”. Así que los acepte, ya que entre más vecinos tengas en tu “granjita” más rápido subes de nivel.
Llegó la hora de la cosecha y gané un muy buen dinero, aunque suene dramático, esa fue mi condena, porque a partir de ahí me empecé a obsesionar con la "granjita" a entrar cada dos o tres horas a revisarla, a mandar invitaciones a todo el mundo (aún no me explico cómo hay personas que no tienen esta aplicación), a ampliarla. Mi obsesión se salió de control cuando recibí regalos de mis amigos y se fue haciendo más grande mi capital (o cibercapital).
Esta es mi historia con esta, literalmente, nueva aplicación. Ya me lo advertía mi querida amiga, “no juegues a eso, te vas a enviciar” pues sí, sucedió, soy una viciosa de mi granjita, sé que en cuanto logre las metas que me he propuesto le voy a ir perdiendo el interés, pero para lograrlo aún me falta mucho, así que mientras tanto seguiré jugando con mi granjita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario